Kanye West

FELIZ NAVIDAD! ah, no todavía no, mañana recién. Buenos FELIZ NAVIDAD ADELANTADA! Acá tienen su regalo de mi parte.


KANYE WEST! SI! Después de arruinarle el momento más importante de su vida a una insulsa e intrascendente nena country en los VMA del 2009 (pueden chequear el hilarante video acá) el negro más rentable del bees-knees se encerró durante un año entero para hacer lo que mejor hace, eso que lo convirtió en el negro más rentable del Bees-Knees.


Es sorprendente pensar que West está sacando discos desde el 2004. ¿Solo desde el 2004? Pero si está en todos lados... Pero si, solo siete años de hacer música son todo lo que este demente necesita para volarte la peluca, mandarse cuatro señores discos y organizar un quinto de un peso específico asesino.
Deben estarme mirando raro, o por lo menos sus pantallas. ¿Kanye West en sonidos colados? Pero no, no nos caretizamos amigos. Y menos el negro West, todo lo contrario. Digamoslo ya de una, porque no es menor, y además es como una de las cosas más divertidas que tiene este man (además claro, de ser un compositor de la recontra hostia): Si en sus primeros discos los samples eran Curtis Mansfield, Lauryn Hill, ya para Graduation (tercer disco) eso mutó a Can (Sing Swan Song se transforma en Drunk & Hot Girls... SI CAN, LOS ALEMANES DEL KRAUT) y Daft Punk (Stronger de West es una reversión del tema ese que todos conocen con nombre largo). Y como si eso no fuera suficiente, en este MBDTF las referencias se ponen más zarper y ahora POWER, con su construcción a lo Animal Collective, su beat aplastante como de prensadora a presión, su lirica obsesiva y agrandada no es otra cosa que (si señores) 21st Century Schidzoid Man de King Crimson (L). El riff neurotico por excelencia de la historia del rock se disfraza, se empilcha y sale a bailar. Y no tanto. Hay algo que parece un aplauzo o un hihat que marca la neurastenia avanzante, la impaciencia citadina, el ejercito que camina. Hay una mujer que aulla hermoso, canta para la guerra, canta para el destino, hay un bajo densísimo y sobre todo esto West rappea sobre su poder, pero rapea raro. La métrica no termina de cerrar y cuando el beat se resuelve, la rima no. El resultado, sumado al canto de batalla de las diosas que lo sostiene es de elevación constante, la canción crece y crece, eventualmente liberando tensión en el quiebre sampleado que provee la voz de Greg Lake, que sin embargo deja seguir avanzando la caminata asesina. Esta finalmente se deforma en un astuto y ágil solo de teclado que no concuerda con el avanza de armadura de la canción. El teclado se seba, se pone virtuoso, excesivamente (al igual que la pedantería y egomanía de las letras) para quebrar del todo. El final no es explosivo como se espera, pero el resultado no es underwhelming. Y si el quiebre final de POWER solo nos deja cargadísimos es porque West es más arquitecto que songwritter, y le gustan más los discos que los temas.

Entran inmediatamente las cuerdas, la melodía bella, académicamente bella, piano y violín invocan melancolía. La melodía principal de la hermosa All Of The Lights no se hace esperar. Viene después de la fuerza e ira de power como seda, como suavidad texturada, sensual. Solo para que cuando finalmente la canción empieza el efecto sea inmenso. Un mar de voces (cerca de once cantantes (y bien conocidos)) grita al infinito TODAS LAS LUCES. nos grita a nosotros mientras las trompetas abren la puertas de la ciudad alada y la máquina de beats construye ese paraje de última tormenta. El beat explota y las percusiones se disparan infinitas, mientras la orquesta (porque a las trompetas las acompaña obviamente una orquesta) sube y sube. Kanye West es un tipo interesante en el sentido de que se sabe capaz, se sabe un artista valioso, pero se cree más de lo que es. Y es solo esa agrandadez, ese ímpetu de ser el mejor del mundo lo que lo lleva a en muchos casos, y siempre que sus discos están sonando, a serlo realmente. Construye su canciones como si fueran la última del mundo, quiere que tu cuerpo tiemble, mientras baila. Quiere que te convulsiones con el beat y que lo escuches decir sus verdades, que lo alabes y a la vez que su sabiduría te transmita el poder de ser crítico, de frenar la infuencia que él tiene sobre vos.West quiere fiesta y baile, quiere minas en bolas, y cojerselas a todas (y lo dice en sus canciones) y quiere verdad y paz, quiere drogas y plata y sabiduría y quiere arte total. Por eso el disco le toma un año y cerca de 90 personas para realizarse. West quiere ser todo, quiere abarcar el universo, tener todo y regalartelo en canciones, pero solo por un segundo porque el rey es el.



Todas estás cosas que describí pasan en los temas 3 y 4. Nada dije sobre la maravilla que abre el disco preguntando si "can we get much higher", nada sobre la demencia de Nicki Minaj en Monster, sobre la hermosa Lost In The World, la delicada Blame Game (en la que pone a cantar a su amigo John Legend) y el glamoroso cover de Paranoid (DE BLACK SABBATH GENTE) que es Hell Of A Life. Runaway dura nueve minutos, los últimos tres son West delirando con un vocoder, haciendo lo que Fripp hace con su guitarra sintetizada cuando se pone intelectualoide y pretencioso, mientras un ejercito de violines enfermos lo pasean como elefantes al marajá.

El negro del exceso se va a la mierda y trae del viaje un disco de la hostia, que abarca sus cuatro trabajos previos, los contiene y los supera ampliamente. Sumense al viaje del amigo Kanye, por ahí ustedes también pueden conquistar el mundo. Lo que no se duda es que la musicalización ya está lista, y mierda que está buena.

Artistas similares: Jay-Z, The Throne, Kid Kudi, Outkast, People Under The Stairs



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